16 septembre 2012

Secuencia

Y estaba ahí, jugando con la pantallita en sus manos, como si no fuera su culpa que el tiempo hubiera dejado de correr. Me despistó el movimiento de la copa que caía justo al lado de sus pies, estallando y mojando y cortándole la pierna. "No es grave, apenas sangra" pero me hizo perder el hilo de mis pensamientos. Ahí, como si no fuera su culpa que el resto de la gente estuviera nublada. Hubiera jurado que había más gente, pero no. Ahí, los dos, con los ojos clavados en los vidrios y después en la sangre y después en los ojos del otro. Oscurísimos, cada uno en su rincón, cada uno con su vicio. La pantallita y el fernet. La copa rota en el piso y el pucho contra la suela de mi zapato. Hice un gesto con la mano, casi espantando una mosca imaginaria, apartando el humo que me hacía lagrimear. Se pasó la lengua por los labios. Hice lo mismo. Ahí, sonriendo, como si no fuera su culpa que mi corazón hubiera dejado de latir. La sangre, la copa, los ojos, la boca, la lengua, los labios, la mosca, el corazón. Una sonrisa, el tiempo, un mundo, mi mundo.
Y estaba ahí, mirándome, creyendo que iba a ceder,  creyendo que no iba a ir contra mis instintos.
Pero no. Acá, más acá, todavía duele.

Aucun commentaire:

Enregistrer un commentaire