2 juin 2009

Últimos diálogos con la soledad (I)

A veces se presentan conflictos internos que, sin ir muy lejos, nos cagan la existencia, aunque sea por un ratito. El no poder decir nada original, el no poder pensar sin pensar que lo que pensamos no es lo que deberíamos pensar, o tal vez sí, porque lo que deberíamos en realidad no existe, no tiene por qué. 
Te quema la cabeza.
Hablaba anoche con la pared de que sacarnos las caretas no es tan difícil. Ella podría tranquilamente dejar de ser un pedazo de yeso sucio, rajado, herido a muerte por las patadas y la humedad, y mostrarse como yo la conozco: amiga, consejera, oído, papel y tinta y libro terminado, con agradecimientos y todo.
Sacarse las caretas, mostrarse como se es. Imposible, ¿acaso no todos tenemos múltiples personalidades? ¿acaso no respondemos distinto ante distintas acciones? Acción y reacción (y no todas las acciones son iguales)
Ojalá pudieras ser y no cambiar, solamente ser, como yo.
Mentía. La vi ser rosa, la vi caer, la vi ser blanca y de papel, la vi romperse y la vi pintada otra vez. Pintada otra vez. Me pregunto si me ve igual.

Y yo...yo podría dejar de ser un pedazo de vida sucia, rajada, herida a muerte por patadas y humedad.

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