23 mars 2010

"La angustia ante la muerte nos lleva a dar muerte a otros. El que mata no es el muerto: en algún lugar de su mente, el crimen lo hace sentir inmortal. [...] por detrás de la soberbia de pirámides y rascacioelos, está el miedo, la angustia, la dolorosa conciencia de la frágil condición humana. [...]

Por eso, para algunos hombres, la destrucción es la impronta más perdurable que pueden dejar de su paso por el mundo. "Donde pisa mi caballo, ya no vuelve a crecer la hierba". O quizás: "He fabricado plutonio: permanecerá radiactivo durante 240.000 años". ¿Qué inmensa angustia, qué tremendo desgarramiento tenemos que cargar, para consolarnos fabricando una sustancia que amenazará la vida en la tierra en los próximos doscientos cuarenta mil años?"


Elio Brailovsky,
Ésta, nuestra única Tierra

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