1 décembre 2012

Servilletas (primera entrega)


  • Sin fecha - Revisando ideas me acordé de ese libro que no aparecía por ningún lado y, al final, estaba ahí adelante de mi nariz. Recuerdo que no entendí en seguida por qué tanta importancia, pero cuando le vi la sonrisa de oreja a oreja, sosteniéndolo entre sus manitos, y ese gesto de cerrar los ojos y oler las hojas. Ay, cuando vi esa sonrisa.



  • Sin fecha - No supe nada más hasta unos meses más tarde. Tenía la seguridad de que me lo iba a encontrar por la calle y me iba a decir que cómo andaba la cosa, que si mi viejo esto o su vieja lo otro, y que podría esquivar las conversaciones sonriendo de costado o repitiendo insistentemente alguna mueca, pero un día sonó el teléfono y me vi en el aprieto de tener que contestar. Me sobresalté. Así de alterada andaba.



  • Junio 2010 - La primera vez que nos besamos me causó gracia que su barba me picara. Hice fuerza para no reírme, porque no quería arruinar el momento. Temía que se ofendiera por largarle una carcajada. Llovía. Eso lo hizo más fácil.

  • Noviembre 2011 - Me tocó el hombro con la mano y me sacudió un poco. El sacudón fue adentro también, de los de todos los rincones, y parece que habrá hecho que se me escaparan todas las ilusiones, porque cuando lo miré era otro. 

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