2 mars 2009

Me sonrío cada vez que, de la nada, dice "sos hermosa". Me halaga cada vez que, como si nada, dice que pensó en mi. Me sonrojo si se ofende porque me cree "muy inteligente como para caer en eso". Me alegra cada saludo, los besos en las costillas, en la frente, los apretones de manos, los abrazos a las rodillas.

Me asusta cuando me cuenta que me vio pasar.

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